Hoy tenía que hacer un par de recados, así que he salido a la calle.
Mientras paseaba, me he cruzado con un ciego. No era la primera vez que
lo veía, pero esta vez, me ha dado para pensar, a raíz de una
conversación que tuve ayer, con un gran amigo, sobre los valores de la
amistad.
Ese ciego quizás en la vida haya visto a las
personas que realmente le importan. Por eso pienso que tiene, dentro de
su discapacidad, una gran suerte. A lo que me refiero es, que no valora
la amistad por cómo vistamos, por nuestro color de piel o por nuestra
clase social. Él va más allá. La valora por las siglas que me enseñaron
ayer: GLS (Generosidad, Lealtad, Sinceridad). Jamás ha podido mirar por
encima del hombro, juzgar sin conocer o simplemente no valorar lo que
tiene. Esta persona sabe lo que significa la verdadera amistad y creo
que todos podríamos aprender un poco de él. Por eso, más allá de
compadecerme de él, se puede decir que le envidio.
Si
hubiese tenido la oportunidad, le hubiese pedido cambiarnos los papeles
por un día, para saber qué es lo que se siente cuando "ves" lo que de
verdad vale la pena.
"Estoy contando a los que importan con los dedos. Yo soy la historia que escribo, no soy la ropa que llevo" Charlie.
Carlos M.
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